JUANA Y PEDRO (en Teatro El Vitral)

Llegamos a El vitral, Rodriguez Peña 344, para ver "Juana y Pedro".
La obra comienza con un escenario en penumbras en el que se ven los despojos de dos seres que hoy están allí casi en estado salvaje. Son un hombre y una mujer, que emiten sonidos incomprensibles, casi aullidos; intentan comunicarse y al mismo tiempo, reconocer el espacio circundante.
El presente y el alrededor son caóticos, y ellos están allí solos en esa búsqueda de sí mismos y en una desesperada necesidad de sobrevivir; ambos son sobrevivientes en pos de la libertad y la identidad perdida.
A partir de esa búsqueda, comienza un proceso de lenta evolución en el que ambos se reconocen a sí mismos y entre sí.
La obra muestra esa evolución, ese crecimiento personal y la humanización de sus vidas, de una manera intensa y cruel al mismo tiempo.
Los protagonistas de esta historia son Juana (Nadia Dotta) y Pedro (Esteban Farina) que interpretan a estos seres en un logrado trabajo actoral.
El director, Dante Iemma, ha conseguido un óptimo trabajo de dirección actoral, resultado seguramente de varios meses de ensayos y esfuerzos que claramente se ven en la puesta.
La escenografía está a cargo de Mariana Hoffmann y Carolina Hortal, y el diseño sonoro en manos de Walter Penela. Iemma logra con estas herramientas, luces, sonido, escenografía, actuación, con textos de Carlos Gorostiza y una muy buena dirección general, una pieza minimalista, rica en contenido, con un tema social que sigue siendo actual.
El uso de metáforas y la intensidad del texto hacen que la obra pueda tener más de una lectura.
Juana y Pedro son sobrevivientes, sin dudas. ¿Sobrevivientes de qué?, podría preguntarse el espectador. Y allí las respuestas podrían ser varias.
Sobrevivientes de una guerra, o de una guerra política y social o quizás la más cotidiana, la guerra del amor, en la que un hombre y una mujer destruyen sus vidas con todas las miserias que esto implica y regresan, después de haber tocado fondo, a la senda de la unión y la identidad compartida. Lo hacen juntos, por el camino de la ternura y la verdad, reconociéndose a sí mismos después de una guerra en la que han dejado jirones de sus vidas.
Es el espectador quien se identificará con una lectura u otra.
En cualquier caso, esta pieza profunda y conmovedora abrirá en él, el camino del debate y la reflexión.

Calificación:



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